Resulta raro que una persona estornude durante las horas de sueño.
El estornudo aparece como respuesta protectora frente a un estímulo de las mucosas nasales, que generalmente está desencadenado por partículas que se cuelan en los conductos respiratorios. Para que las neuronas secreten los neurotransmisores que ordenan la acción de estornudar, el estímulo tiene que alcanzar el tallo cerebral.
Sin embargo, mientras dormimos, especialmente durante la fase de sueño profundo o REM, que se caracteriza porque los ojos se mueven rápidamente, la actividad de numerosos sistemas cerebrales declina y el arco reflejo no se completa. Esto quiere decir que, aunque ocurra el estímulo, el estornudo no se produce, ya que los neurotransmisores están desactivados.
Ahora bien, cuando el estímulo es muy intenso -por ejemplo, si hay humo en el ambiente o se pasa una pluma por la nariz- se activan los sistemas de alerta.
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