Tam Lin, mito escocés-celta

Una valiente muchacha llamada Janet se adentró en la espesura de un bosque encantado. Al coger una rosa que crecía junto a un pozo, fue sorprendida por un elfo o duende. Pasaron el día juntos y se enamoraron; entonces, el elfo, llamado Tam Lin, le contó su trágica historia. Él antes era un hombre, pero cayó prisionero de la reina de las hadas, quien lo hechizó.

La maldición quedará rota si eres valiente y haces lo que te digo -le dijo el elfo-. Esta noche, al dar las doce, oirás pisadas de caballos en el camino: será la reina de las hadas atravesando el bosque. El tercer caballo, de un blanco deslumbrante, será el mío. Tírame de la montura y sujétame fuerte. La malvada reina me transformará en horribles criaturas para ahuyentarte, pero tú no debes soltarme. Finalmente, me convertiré en incandescente carbón que te quemará. Arrójame al pozo y habrás roto el hechizo.

Esa noche Janet oyó las pisadas de los caballos y, cuando el caballo blanco pasó ante ella, empujó al jinete y lo agarró mientras él se transformaba en lobo, en serpiente y en un feroz león. Lo mantuvo sujeto mientras se convertía en una ardiente brasa y lo arrojó al pozo. La valiente joven había roto la maldición y vivió feliz con Tam Lin.

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Fuente | Misterios y mitos