No es plana, como creían los geógrafos griegos, ni tampoco redonda, como pensábamos todos. La forma de nuestro planeta, que sido descrita con precisión por el satélite oceanográfico Topex-Poseidon, se parece más a la de una pelota desinflada que al globo redondo que estamos acostumbrados a ver en los libros de geografía.
Las imágenes del satélite franco-norteamericano, que ha utilizado sofisticados altímetros, radiómetros y láseres, demuestran que la superficie de los océanos tiene depresiones y jorobas de hasta doscientos metros.
La causa es que la altura de la superficie marina depende de los fondos de los océanos y sus relieves crean excesos o carencias de materia que producen variaciones de la fuerza de gravedad.
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