El autismo parece estar relacionado con la rubéola

Durante décadas, el autismo se ha considerado una enfermedad psicológica, que respondía a un trastorno en la facultad comunicadora del individuo más que a alguna disfunción de su cerebro.

Afortunadamente, cada vez se están obteniendo más evidencias sobre las bases biológicas de esta enfermedad que afecta, según sea el criterio de diagnóstico, a uno entre 10.000 o a uno entre 1.000 niños.

El autismo parece estar asociado a varias anormalidades clínicas y médicas severas. Entre ellas, por ejemplo, que la madre haya padecido rubéola o que se transmitan ciertas deficiencias cromosómicas. También se han detectado como causantes de varios tipos de autismo la influencia de algunos daños cerebrales producidos en los primeros días de vida y ciertos traumas infantiles.

Las modernas técnicas de imagen cerebral han detectado también defectos estructurales del cerebro de los pacientes y déficit neuronales en las funciones de planificación, iniciativa y generación de ideas. Los autistas carecen de la habilidad automática del resto de los humanos de leer la mente propia o la de los demás. No pueden adquirir la experiencia de juzgar la motivación de sus propios actos y de adaptarse a las emociones, creencias y actitudes de la gente que les rodea.