¿El genio nace o se hace?

¿Quiere esto decir que el genio nace como tal, que cuando está en el vientre de la madre ya es un futuro Einstein o Mozart? “Los factores genéticos son imprescindibles para un genio”, comenta Albert Ferrús. La misma teoría suscribe Gottfried Bern en El problema del genio: “El genio nace, sobre todo, en familias bien dotadas intelectualmente y pertenecientes a capas sociales de posición destacada”.

Parece que la genética y los genios van de la mano. Javier Berché afirma que “casi todos los padres de niños superdotados tienen un alto coeficiente de inteligencia”. Pero estos factores sin todo un misterio para la ciencia. En cambio, no faltan, quienes detallan mucho los factores genéticos, como el escritor británico Habelock Ellis, que afirmó que “los genios sobre todo de padres mayores de treinta años y madres menores de 25”.

La genética, cualesquiera que sean sus mecanismo, es una condición básica, pero no basta para crear un genio. Freud recogía ya que “la creatividad se explica por la historia familiar y el inconsciente personal”. Y el complemento para la inteligencia es un ambiente que estimule las condiciones del niño.

Es muy difícil que Mozart hubiera compuesto una sinfonía a los cinco años si hubiera nacido en el seno de una familia humilde. De ahí que “hay genios que se pierden para la sociedad porque no tienen unas condiciones estimulantes en su entorno”. Es decir, unos antecesores inteligentes y un adecuado ambiente familiar y social son los factores que acaban convirtiendo a una persona en genio.