La observación desde el Espacio es fundamental para la vigilancia global y constante de los graves problemas medioambientales que afectan a nuestro mundo. Desde que los astronautas hablaron por vez primera del bello color azul de la Tierra, el Espacio ha resultado ser el mejor observatorio de la Tierra. Lo es incluso para el ojo desnudo: situados en él podemos diferencias con claridad las regiones verdes que han sido deforestadas, y comprobar como año tras año las primeras decrecen, mientras las segundas aumentan peligrosamente.
Con la tecnología adecuada, es posible chequear día a día el estado de salud del ecosistema planetario, cubriendo aspectos tales como la polución atmosférica, la desertización y las mareas negras, por citar algunos. Hay un espacial interés en detectar cambios climáticos globales que señalen el inicio de tan temido efecto invernadero, así como en hacer un seguimiento constante de los daños producidos a la capa de ozono. Estas observaciones son imprescindibles para conocer la situación exacta del planeta y poder obrar en consecuencia.
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