Entre los días 18 y 23 de julio de 1994, una lluvia de fragmentos procedentes del cometa Shoemaker-Levy 9 chocó contra la superficie de Júpiter y produjo una colosal explosión equivalente a 100 megatoneladas de TNT: diez mil veces mayor que la potencia de todo el armamento nuclear existente en la Tierra.
El cometa Shoemaker Levy 9 fue fotografiado por primera vez en marzo de 1993 por los tres investigadores que le dieron nombre: Carolyn y Eugene Shoemaker y el cazador de cometas aficionado David Levy.
Pronto se descubrió que el astro se encontraba atrapado por la gravedad de Júpiter y describía una órbita circular en torno al planeta más grande del Sistemas Solar.
En 1992 el cometa pasó tan cerca de Júpiter que la gravedad de éste lo pulverizo y formó con él una cadena de fragmentos.
Estos pedazos del Shoemaker-Levy 9 se estrellaron uno tras otro con la superficie joviana a una velocidad de 65 kilómetros por segundo en el citado periodo de julio.
Los impactos tuvieron lugar en la cara oculta del planeta, se pudieron ver sus efectos tras 9 horas y 50 segundos después del impacto.
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